Se estima que en México habitan cerca de 19 millones de perros y 7 millones de gatos. ¿Se imaginan cuánto excremento producen al día? Este material no sólo afecta el aspecto de una ciudad (debido a que una gran parte de estas mascotas defeca o ha defecado alguna vez en los espacios públicos), sino que además, podría poner en riesgo la salud de sus habitantes.

El excremento animal puede ser un foco de infección, al contener parásitos nocivos que causan enfermedades que van desde la diarrea, hasta la tifoidea o la salmonella; y algunas infecciones oculares o de la piel.

Los desechos dejados al aire libre, con el paso del tiempo se reducen a polvo, para posteriormente circular en el aire que respiramos y adherirse a todo lo que encuentren a su paso, como los alimentos que se venden en la calle.

Recoger las heces de nuestras mascotas no sólo es una responsabilidad como sus propietarios, es además un acto cívico de respeto a quienes nos rodean.

Los siguientes consejos podrían hacernos más sencilla esta tarea:
– Optemos por alimentar balanceadamente a nuestras mascotas. Así sus heces serán más compactas y menos olorosas, y nos será más sencillo recogerlas.
– No permitamos que nuestras mascotas salgan solas a la calle, pues además de defecar donde les plazca, podrían extraviarse.
– Al sacarlas a pasear, es recomendable llevar siempre un par de bolsas (preferentemente de papel o plástico biodegradable) para recoger sus heces, en caso de que defequen.
– Para recoger los desechos, podemos utilizar la bolsa como un guante, que una vez colocado en la mano, nos permita tomar las heces, darle la vuelta a la bolsa y amarrarla.
– Si no queremos usar directamente nuestras manos, en las veterinarias y tiendas especializadas, se venden unas palas o recogedores que facilitan esta labor.
– Finalmente, debemos depositar los desechos en un contenedor especial (proporcionado por la administración de nuestra ciudad), o al llegar a casa, vaciarlos en el retrete, y posteriormente verter ¼ de taza de cloro o lejía, inmediatamente después de activar el mecanismo de limpieza del escusado.

Con estas simples acciones, podemos contribuir para mantener nuestra ciudad limpia y saludable.

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