La hiperqueratosis es un trastorno que se distingue por el engrosamiento y agrietamiento de la piel, a causa de una sobreproducción y acumulación de queratina.
En los perros se manifiesta en la trufa (tipo nasal) o en las almohadillas plantares (tipo plantar).
Es importante hacer énfasis en que no se trata de un problema meramente estético. Es un padecimiento incómodo y doloroso que puede desencadenar infecciones secundarias por bacterias y hongos. Además de ser señal de enfermedades latentes o desapercibidas.

La hiperqueratosis se puede clasificar por su origen:
– Genética. Cuando se hereda. Aparece generalmente a edad temprana (entre los 4 y 12 meses). Las razas con mayor predisposición a esta afección son: terriers, retrievers, bulldogs, pugs, boxers, mastines, collies, pomeranias, pequineses, pastores alemanes y dogos daneses y de burdeos, entre otros.
– Secundaria. Cuando se manifiesta como síntoma de afecciones subyacentes. Enfermedades infecciosas (leishmaniosis y distemper), congénitas (ictiosis), autoinmunes (lupus y pénfigo foliáceo) o alimentarias (sensibilidad al zinc).
– Idiopática. Cuando se desarrolla ‘espontáneamente’ en animales sin patologías subyacentes. Se presenta generalmente en individuos de edad avanzada.

Aunque se trata de una afección de fácil reconocimiento, por el engrosamiento, agrietamiento, costras y escoriaciones en la trufa y almohadillas de nuestro perro, es necesario que un médico veterinario lo examine. Pues solamente hasta haber determinado el origen del trastorno, será posible indicar un tratamiento adecuado y eficaz.

Acorde a su clasificación, si la hiperqueratosis fuera idiopática, el médico indicaría la aplicación de un producto queratolítico tópico, para reducir la capa externa de la epidermis; un ungüento hidratante con capacidades de regeneración y protección de la piel y un tratamiento corticoide, antibiótico y antifúngico; en caso de que las heridas provocadas por el agrietamiento estuvieran infectadas.
Si la afección fuera del tipo secundario (provocada por una enfermedad subyacente) paralelamente habría que tratar dicha patología.

Es importante reiterar, que para superar este como otros padecimientos, son necesarias  paciencia y perseverancia. Sobre todo, porque en ocasiones es bastante complicado lograr que los tratamientos tópicos permanezcan en las áreas afectadas. Muchas veces el paciente se frota o lame, retira el ungüento y hay que volver a aplicarlo. Es imprescindible supervisar que éste se mantenga sobre la piel, el tiempo suficiente, para que realmente surta efecto.

Si tienes dudas o requieres mayor información sobre esta afección, nuestro personal médico con gusto te brindará orientación.

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