La estereotipia canina se manifiesta como una secuencia repetitiva e invariable de acciones que un perro lleva a cabo sin un propósito determinado. Conductas derivadas de hábitos naturales como la alimentación, el acicalamiento o el juego, pero que paulatinamente se vuelven anormales.

Las conductas obsesivo-compulsivas caninas, pueden clasificarse en:
– Vocales: Cuando sin justificación alguna, el perro gimotea o ladra rítmica y repetidamente.
– Alucinatorias: Cuando se despierta intempestiva y abruptamente; y cuando observa y persigue reflejos o sombras.
– Orales: Cuando se alimenta o bebe de manera desmedida; se lame descontroladamente; mordisquea exageradamente alguna parte de su cuerpo; intenta morder el aire; y cuando lame, muerde o hasta se come, indistintamente, objetos.
– Locomotoras: Cuando se queda de pie e inmóvil por varios minutos; camina de un lado a otro sin ir a ninguna parte; salta repetidamente en el mismo lugar sin querer alcanzar nada en particular; y cuando da vueltas en círculos o se persigue la cola.
– Agresivas: Cuando sin causa aparente manifiesta hostilidad, emitiendo gruñidos o mordiéndose a sí mismo; a otros perros; a otros animales o personas, y hasta objetos inanimados.

Dichas conductas obsesivo-compulsivas pueden ser causadas por:
– Predisposición genética: En canes que por la herencia de su raza son más susceptibles a padecer estereotipias. Tales como el Schnauzer, Border collie, Dálmata, Doberman, Bull terrier y Pastor alemán, entre otros.
– Estrés y ansiedad: Por eventos y circunstancias que le generan conflictos al perro. Gritos y castigos por parte de sus amos; cambios repentinos en sus hábitos; rivalidad con otros perros; soledad, abandono y malestar por alguna enfermedad.
– Condicionamiento: Cuando el can descubre que a una acción de su parte le corresponde una reacción de las personas en su entorno. Relaciona ciertas conductas con un aumento de atención y las lleva a cabo cuando sabe que tendrán mayor efecto.
– Orígenes orgánicos: Cuando el dolor o incomodidad provocados por una lesión, propicia una estereotipia. Heridas, irritaciones o alergias que provocan que el animal se lama o rasque en una zona afectada e injustificadamente transfiera esa conducta persistente a otras áreas del cuerpo sanas, provocando incluso nuevas lesiones.

Ante una o más de las conductas obsesivo-compulsivas previamente mencionadas, es recomendable acudir a nuestro médico veterinario, para que sea quien determine la manera de tratarlas, y si lo considera necesario, nos canalice con un especialista en conducta animal, que nos ayude identificar los desencadenantes de dichos comportamientos conflictivos, para modificarlos progresivamente, hasta erradicarlos. Mediante la aplicación de nuevos condicionamientos y refuerzos positivos, y de ser necesario, el suministro de fármacos para estabilizar la química cerebral del paciente.

Si tienes dudas o requieres mayor información sobre este trastorno y su tratamiento, nuestro personal médico con gusto te brindará orientación.

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