La hipoglucemia se define como una caída repentina (por debajo de los niveles normales) de la concentración de glucosa en la sangre, fuente vital de energía que el organismo utiliza para realizar distintas funciones.

En perros jóvenes de razas pequeñas, que debido a su poca masa muscular no logran almacenar suficiente glucosa para satisfacer la demanda de energía diaria, puede manifestarse hipoglucemia juvenil transitoria.
Por eso es recomendable que durante el primer año de vida, los canes de razas miniatura como el Chihuahua, Caniche toy y Yorkshire terrier, entre otros. Tengan siempre alimento disponible, para no exponerlos a un ayuno prolongado.

Durante su tratamiento, a animales con daño en páncreas o hígado, se les puede suministrar accidentalmente una cantidad errónea de insulina que desencadene un episodio hipoglucémico.
En estos casos, además de realizar mediciones de glucosa, es muy útil monitorear la alimentación y actividad física del paciente, para calcular correctamente cada dosis de insulina.

La hipoglucemia se puede clasificar en tres tipos, de acuerdo a su gravedad:
– Hipoglucemia leve, cuyos síntomas son exceso de apetito, fatiga, debilidad, temblores y escalofríos.
– Hipoglucemia moderada, cuyos signos son ansiedad, desorientación y falta de coordinación.
– Hipoglucemia grave, en la que el cuadro se complica con convulsiones y desmayos, hasta entrar en un estado de estupor y coma.

*Es importante aclarar que de no ser detectados y atendidos oportunamente, los dos primeros estadios (leve y moderado) pueden evolucionar al siguiente (grave) y aumentar su nivel de riesgo, hasta un desenlace fatal.

Ante un episodio hipoglucémico, la acción más inmediata es ofrecer alimento a nuestro perro, para aumentar sus niveles de glucosa en la sangre, mientras nos dirigimos a la clínica veterinaria.

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