El equilibrio y la orientación espacial se logran gracias a un óptimo funcionamiento del sistema vestibular (en el oído interno), visual y propioceptivo (posición y movimiento sobre una superficie), integrados con el sistema nervioso central. Cuando uno o más de estos componentes fallan, puede manifestarse el síndrome vestibular.

Aunque puede presentarse en cualquier paciente, existe mayor predisposición en perros de edad avanzada y de razas como Akita inu, Akita americano, Beagle, Cocker spaniel, Doberman, Fox terrier, Pastor alemán y Terrier tibetano.

Cuando se trata de síndrome vestibular periférico, las causas más comunes pueden ser infecciones, irritación o daño accidental en las partes media e interna del oído.

En los casos de síndrome vestibular central (el de mayor gravedad), las causas pueden ser enfermedades como distemper (moquillo), toxoplasmosis o hipertiroidismo, además de lesiones o tumores cerebrales y reacciones adversas a ciertos medicamentos.

Las principales señales que nos pueden alertar sobre este padecimiento son: Cabeza torcida o ladeada, pérdida de equilibrio, andar en círculos, desorientación, movimiento involuntario de los ojos, mareos, vértigo, náuseas, babeo excesivo, vómitos, inapetencia, dificultad para comer, beber, orinar y defecar.

En presencia de uno o más de los anteriores síntomas es vital acudir a un médico veterinario para que examine, diagnostique e indique un tratamiento adecuado al paciente. Sobre todo porque en los casos de síndrome vestibular central existe mayor riesgo de un desenlace fatal.

Si tienes dudas o requieres mayor información sobre este síndrome, nuestro personal médico con gusto puede brindarte orientación.

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