Pasear con nuestro perro no debe limitarse a la simple acción de sacarlo a la calle para que camine o para que defeque y orine. Durante el ‘paseo canino’ debemos compartir tiempo de calidad con nuestro perro y crear un momento especial en el que además de realizar ejercicio, jugar y explorar el mundo; mediante la convivencia fortalezcamos sus vínculos afectivos y afiancemos su sentido de pertenencia en nuestra ‘familia – manada’.
El negarle o restringirle los paseos a nuestro perro, además de perjudicar su salud física, puede provocarle desordenes emocionales que desencadenen conductas negativas e impredecibles.
Los expertos recomiendan que sea el ‘líder de la manada’ (la jefa o el jefe de familia) quien encabece los ‘paseos caninos’. O en su defecto un ‘familiar’ con suficiente autoridad dentro de la ‘manada – humana’, que imponga disciplina y brinde confianza y seguridad al ‘hijo canino’ durante el paseo.
Como la gran mayoría de los ‘paseos caninos’ se realiza en exteriores, es muy importante tomar precauciones para garantizar el bienestar de nuestro perro. Por eso a continuación enlistamos algunas medidas de seguridad que aunque parezcan obvias nunca deben pasarse por alto.
– Colocarle una pechera o collar (cómodo y seguro) con su respectiva placa de identificación y un chip de rastreo (de ser posible).
– Asegurarlo con una correa (resistente y segura) y un bozal (en caso de ser necesario).
– Instalar en su pechera o collar un accesorio luminoso para no perderlo de vista durante los paseos nocturnos.
– Realizar los paseos en zonas residenciales, en parques o áreas verdes, en horarios seguros y de ser posible en compañía de otras personas, para evitar ser víctimas de la inseguridad.
– No quitarle la correa bajo ninguna circunstancia. A menos que se encuentre en un parque que cuente con un área especial destinada a los perros (cercada y segura), y que nuestro ‘hijo canino’ haya sido adiestrado en una escuela de obediencia certificada.
– Nunca dejarlo sin supervisión, pues al estar en contacto con otros miembros de su especie está expuesto al contagio de enfermedades. Además, si no es monitoreado en todo momento, puede comer desechos que se encuentren en el piso o peor aún, ser víctima de los ‘roba perros’.
La duración del ‘paseo canino’ dependerá de la raza, edad, condición física y salud de nuestro perro, por lo que es aconsejable consultar a un médico veterinario, quien además de delimitar el periodo de tiempo del ejercicio, determinará la frecuencia, la intensidad y otros factores para que nuestro perro realice la actividad de manera óptima.
Para quienes somos afortunados y orgullosos ‘padres’ de un perro, cada ‘paseo canino’ debe representar una oportunidad para compartir con él, tiempo de calidad. Un momento de convivencia especial e íntimo que nos permita apreciar y disfrutar ese afecto único, auténtico e incondicional que sólo los perros y otros animales de compañía pueden brindar.
#PaseoCanino