Las garrapatas son parásitos externos (de la familia de los ácaros) que se alojan temporalmente en la piel o pelaje de algunas especies animales (incluyendo a los seres humanos) con el propósito de alimentarse de su sangre.
Además de provocar dermatitis y prurito en la piel de sus hospedadores, pueden transmitirles enfermedades tales como: Ehrlichiosis, Anaplasmosis, Rickettsiosis, Borreliosis, Babesiosis, Brucelosis, Salmonelosis y Micoplasmosis. Cuyos principales síntomas son inapetencia, pérdida de peso, letargia (cansancio o fatiga), fiebre, ictericia (mucosas de los ojos y las encías con aspecto amarillento), hemorragias nasales, problemas de coagulación y anemia. Y en cuadros más avanzados afectaciones cardiacas, musculo esqueléticas y del sistema nervioso. Padecimientos que de no ser detectados y atendidos oportunamente pueden derivar en la muerte.
Aunque existen diversas pruebas para detectar estas enfermedades, la mejor solución es la prevención, aplicándole regularmente a nuestros animales domésticos y de compañía baños, pipetas, collares y otros productos garrapaticidas; siempre bajo las indicaciones y supervisión de un médico veterinario, de acuerdo al perfil específico de cada paciente (determinado por su especie, edad, género y estado de salud). Además, como acción complementaria se recomienda monitorear a nuestros animales regularmente, sobre todo si conviven con otros miembros de su especie y tienen acceso a lugares públicos donde están expuestos a contagios.
En caso de que uno de nuestros animalitos esté infestado de garrapatas, es recomendable acudir lo antes posible a un veterinario. Si se trata de una cantidad moderada de bichos, el veterinario los retirará manualmente con unas pinzas y una técnica especializada. Si se trata de un caso más complicado, éste determinará la manera más eficaz de combatirlas y prevenir futuras complicaciones.
#ParasitosExternos #Garrapatas